lunes, 25 de mayo de 2009

25 de Mayo de 1810: Primer Gobierno Patrio



I
PATRIA, dulce promesade vísperas y ayeres:

¿por qué vienes a mí como una extraña culpa?
Yo sé que otros ornaron

tu frente con laureles

y músicas triunfales;
yo sé que otros bruñeron

en tu honor sus espadas

en días más gloriosos;
yo sé que otros te amaron

más allá de sus muertos,sus miedos y sus penas;
yo sé que otros te oblaron

sus vidas en las islasque nos robó el inglés,
pero ¿qué pude yo reclamar en tu gloria?

tan sólo ensoñaciones que se ha llevado el viento,vítores repetidos

y cánticos patrióticos.
Nada, si bien se mira, para lo que me diste:la callada conciencia

de saberme una parte de tu forma entrañable;

y sentirme marcado, como a fuego, por todos

los lujos de tu historia;y la risa y el llanto, según las estaciones

de tu cambiante rotación.
¿Cómo podré decirte que sos lo que más quiero?
II
¿Desde qué lejanías vuelves hoy y reclamas

una deuda de amor,

las últimas monedas que atesora mi vida?
De niño yo te vi tremolar en el Sur,

y fuiste a la inocente castidad de mis ojos

un mandato excitantede batallas y gloria.
Después te vi cruzar,

sola, las intemperies de la pampa remota,y eras como mi madre arrodillada

entre un campo de mieses

y un potrero de escarcha.
Y más tarde sufrí tu amargura de euménide

en el altar de nuestros muertos.

(Eras, PATRIA, una estatua de llantos sin palabras

y yo te amé en la augusta soledad de tu pena

más allá de la bronca,la pasión y la furia.)
¿Cómo podré decirte que sos lo que más quiero?
III
¿Debo gritar, ahora que tu ensueño es el mío

y que es mía, también,tu pobreza de rica que se ha venido a menos?
A veces me pregunto:
¿alguien puede mover hacia atrás el destino

y detener las aspas de molino del tiempo

y represar los días,esa navegación fatal de nuestra sangre?
¿Alguien puede tallar

el mazo de la vida y embretar el azar,premioso de ganancias,

sin columbrar que somos cartones de otro juego

y el tallador es Dios?
Y, de nuevo, pregunto:¿alguien, tal vez Mandinga, puede torcer designios

y patear el tablero

con lo que estaba escrito

en los libros secretos

de la Divina Providencia?
¡Yo te incito a romper las cadenas ocultas

y a exorcizar el maleficio

y a soltar las maneas,para que sean eternos los laureles de gloria

que otros hombres mejores

nos legaron un día!
¿Por qué no, PATRIA hermosa, si eres una promesa

que despunta del miedo;y un suelo labrantío para plantar laureles
(¡y es buena la estación!);
y, tal vez, un pegaso de remos anhelantes

en galope hacia el cielo?
¿Cómo podré decirte que sos lo que más quiero?
IV
¡No ha de ser tu destino sino la suma y resta

de cada uno de nosotros;

no ha de ser tu destino la invitación a una kermese

con premios y algaraza!
Ha de ser la obstinada construcción de la espiga

que sabe, grano a grano,prefigurarse en pan;
o esa lluvia que cae sobre las melgas olorosas

y sabe, gota a gota,sustentar la cosecha;
o el pueblo, que desborda como un río la historia,y sabe en cada uva

dar su peso al racimo.
¿Cómo podré decirte que sos lo que más quiero?
V
Yo sé que mi discurso

tiene el ala del ángely el grito del chajá:

con el ala rebate las aldabas del cielo;con el grito taladra

los tímpanos de plomo de la desesperanza.
¡Ha llegado tu hora

PATRIA, dulce promesa!
¡Ya en el aire se huele como un advenimiento

y la noche apesebra

la navidad del día;es que viene creciendo

un río por debajo de tu forma doliente

y su luz ya desborda las esclusas del tiempo!
(PATRIA: siempre te supe

inextinguible y cierta

como la luz del sol

y, acaso; impredecible

como la exaltación de las tormentas.)
¿Cómo podré decirte que sos lo que más quiero?

José María Castiñeira de Dios

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