COMPAÑERO AGUSTÍN ROSSI DIJO:
Sr. Presidente:
En verdad me disponía a pronunciar un discurso de cierre más calmado, pero los dos oradores que me precedieron en el uso de la palabra hacen que deba realizar un profundo esfuerzo para que así sea.Digo esto porque nos sentimos ofendidos por la denuncia de complicidad alrededor de la comisión encargada de investigar los supuestos delitos cometidos por las exportadoras. Nuestro bloque ha designado a todos sus integrantes: los diputados Claudia Bernazza, Jorge Montoya y Héctor Recalde. Falta designar a los tres diputados de los bloques de la oposición.Quiero decir con absoluta claridad que no pongo en duda la honestidad de los diputados de la oposición, y nos gustaría que ellos tampoco tengan dudas acerca de la honestidad y la honorabilidad de los diputados del oficialismo.A los diputados del oficialismo podrán decirnos muchas cosas; pero lo que nadie, ningún argentino, podrá decir es que hemos venido con una maniobra espuria para fomentar e impedir la sanción de una ley.Este bloque del Frente para la Victoria ha defendido cada una de sus posiciones políticas con honestidad ideológica y honradez moral ante las diversas situaciones que debimos afrontar.Quiero hablar ahora de lo que es el despacho de comisión que estamos tratando hoy. La verdad es que cuando nos pusimos a pensar que llegaba el 24 de agosto y que la situación se reiteraría como en años anteriores, empezamos a considerar qué podíamos hacer para salvar dicha situación. Pensamos en muchísimas variables; la variable del tiempo era una de ellas. Cuando propusimos un año de prórroga y comparamos el contexto en el que los constituyentes le dieron a Carlos Menem cinco años, el Congreso de la Nación le dio a Fernando De la Rúa tres, que es lo mismo que decir que a Cavallo le dieron ocho –cinco más tres‑, y después hubo una prórroga de dos y una última de tres años, nos pareció absolutamente razonable solicitar una prórroga de un año de todas las facultades delegadas.No estamos inventando nada nuevo. No es que estemos dándole al Poder Ejecutivo nuevas atribuciones; estamos manteniendo absolutamente las mismas, las que tuvo Menem, De la Rúa y el doctor Duhalde.Nos parecía que esa situación ameritaba una prórroga de solo un año, sobre todo después del profundo llamado al diálogo que hizo la señora presidenta de la Nación el 9 de julio.En realidad hubiésemos podido intentar otra cosa, como tratar de prorrogar las facultades delegadas hasta el final del mandato de la señora presidenta o buscar otra alternativa; pero no lo hicimos. A los fines de buscar consenso y de alcanzar en conjunto un acuerdo, el plazo mínimo de un año era absolutamente razonable.La segunda cuestión que nos planteamos era que no queríamos llegar al 24 de agosto del año próximo y estar en la misma situación; es decir, no deseábamos encontrarnos de nuevo sin saber a ciencia cierta cuáles eran esas facultades y qué efectos tenían. Entonces, proponemos la creación de esta comisión – no de la comisión del digesto, que es el ordenamiento de todas las leyes-, para que se dedique a analizar cada una de las 1.900 leyes, las clasifique y califique, y junto con ello envíe el informe al Congreso de la Nación, para que sea éste el que determine qué facultades deben volver a manos de este Parlamento y cuáles tienen que seguir en el Poder Ejecutivo.Fue así que junto con esto y con las cuestiones básicas que planteamos en nuestro proyecto, nos propusimos dialogar con todos los bloques, y nos encontramos con dos posiciones. Una de ellas fue la de distintos bloques que proponían una modificación y un diálogo sobre la prórroga de las facultades delegadas, es decir, cómo se mejoraba, cómo se condicionaba y cómo se controlaba más. La otra posición fue la de otros bloques que nos plantearon otra situación: “podemos votar la prórroga de las facultades si se bajan las retenciones agropecuarias”. Esta es la realidad: fueron dos situaciones distintas.Nunca la prórroga de facultades delegadas contó con este marco. Lo que sucedió esta vez fue que un periodista inteligente, a veces editorialista de un diario importante, publicó un día que el 24 de agosto se terminaban las retenciones. Hizo un análisis perfecto de lo que significaba la caída de la vigencia de las facultades delegadas. Pero concluyó mal, porque dijo que junto con la caída de la prórroga también caían los efectos y los actos administrativos que se hubiesen decidido en uso de esas facultades delegadas. Fue entonces que se empezó a generar este debate.La oposición cambió su estrategia. La oposición, que legítimamente después del debate de la resolución 125 quería bajar las retenciones, dejó de intentar conseguir el número para realizar sesiones especiales y enfocó toda su estrategia en el debate alrededor de la prórroga de las facultades delegadas.Este fue un gran error. Si el 24 de agosto no se prorrogan las facultades delegadas, el 25 de agosto las retenciones a la soja seguirán siendo del 35 por ciento. Y para bajar ese porcentaje es necesaria una ley y contar con 129 votos.También lo pueden hacer ahora. No lo han hecho porque no han podido. Pueden hacerlo ahora sin el condicionamiento de esta votación.Entonces, estamos ante dos discusiones distintas. Hoy estamos prorrogando las facultades delegadas por un año. A sugerencia de los bloques SI, Proyecto Sur, Encuentro, de la Concertación‑FORJA, hemos introducido al dictamen de comisión una serie de modificaciones. La más importante a mi criterio es que todas las subdelegaciones estén en cabeza del jefe de Gabinete. A partir de esta modificación, toda resolución y todo decreto que se dicte en la administración pública en cualquier orden debe estar refrendado por el jefe de Gabinete y luego deben ser enviados a la comisión bicameral en la que se tratan los decretos de necesidad y urgencia y aquellas normas que fueron fruto de la delegación.La verdad que esa es una modificación sustancial que seguramente va a mejorar la calidad institucional.Luego de justificar lo que estamos por votar, intentaré dar algunas argumentaciones de tipo político.Hay algo que quiero decir con claridad. Existen dos cosas que nosotros no vamos a hacer. Lo primero que no vamos a hacer es dejar a nuestro gobierno sin superávit fiscal primario.Es mentira que en un país como la Argentina se puede garantizar crecimiento económico con déficit fiscal. Las veces que tuvimos déficit fiscal los que nos gobernaban terminaron chocando el país. Con déficit fiscal fuimos a la hiperinflación; con déficit fiscal fuimos al hiperendeudamiento, y éste nos llevó al 2001.En ese sentido, cabe remarcar que no hace mucho ‑hace tan solo diez días‑ pagamos 2.600 millones de dólares del BODEN 2012. Eso fue lo devengado producto del corralito del año 2001, y lo pagamos todos los argentinos.El pasado no es gratis. Todos estaban preocupados por saber de dónde saldría la plata, pero por lo que tendríamos que habernos preocupado es por quién generó esa decisión macroeconómica desacertada que llevó a la Argentina a esa situación.Tener superávit fiscal no beneficia sólo al gobierno; beneficia al conjunto de la economía argentina. Digo esto porque con fortaleza y superávit, dentro del conjunto del país comenzamos a tener variables económicas virtuosas. Pero por el contrario, cuando hay déficit, éste se traslada a las provincias vía inflación y endeudamiento, al sector privado vía impuestos y a cada uno de los argentinos vía desocupación y recesión. ¡Por eso no vamos a dejar a nuestro gobierno con déficit fiscal!Por otra parte, quiero reiterar algo que ya les he dicho a algunos diputados del oficialismo y de la oposición. Alguien habló aquí de la contradicción principal, pero yo voy a decir cuál es para mí esa contradicción. Hoy la cuestión no pasa por oficialismo u oposición; pasa por la política frente a las corporaciones.Lo que hoy se discute en la Argentina es si la política va a tener capacidad y margen de maniobra para producir las transformaciones necesarias y va a seguir siendo una herramienta útil para mejorar la calidad de vida de la gente, o si las corporaciones van a quedarse con los pedazos desparramados del Estado argentino en cada uno de los rincones de la patria.¡Nosotros no nos vamos a prestar al despedazamiento del Estado nacional! Vamos a pelear por el fortalecimiento de la política, para que esta última siga siendo la herramienta de cambio. La verdad es esta, señor presidente.La caracterización que algún diputado hizo sobre el ex presidente Kirchner es errónea. En el año 2003 la Argentina no pedía un príncipe sino un presidente ‑después de la debilidad de de la Rúa y del interinato de Duhalde‑, y Kirchner le dio un presidente y también le dio a la política, nuevamente, la posibilidad de ser transformadora.Y quiero decir algo más. En esta contradicción entre la política y las corporaciones nosotros vamos a dar una batalla, pero la oposición política, los que ganaron y los que perdieron, tienen que asumir este mismo rol. La política es la que representa el interés general. ¡No se dejen copar por la demanda unilateral de las corporaciones, muchachos! ¡Piensen en el país! ¡Piensen en todos nosotros!Quiero terminar mi exposición con dos comentarios. En el debate o en el diálogo que tuvimos con los diputados de los bloques que nombré anteriormente nosotros asumimos el compromiso de instalar en el Congreso la agenda de la pobreza, que incluya el debate sobre el ingreso universal y las otras alternativas que hay en el Parlamento.En el día de hoy les he pedido al señor diputado Recalde, presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo, a la señora diputada Di Tulio, presidenta de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, y al señor diputado Silvestre Begnis, presidente de la Comisión de Acción Social y Salud Pública, que unificaran las distintas iniciativas, que fijaran un cronograma de discusión y que empezaran a trabajar en cada uno de esos temas para cumplir con el compromiso que asumimos con los bloques con los cuales estuvimos debatiendo el proyecto que hoy estamos considerando.En segundo lugar, queremos que el conjunto del Congreso de la Nación nos acompañe en el debate de uno de los proyectos que para nosotros es de los más trascendentes. Queremos que esta Cámara de Diputados empiece a discutir el proyecto de modificación de la ley de radiodifusión en la Argentina.Ha quedado demostrado con los hechos que son de público conocimiento que los monopolios y las posiciones dominantes, por más importantes que sean, no tienen eternidad: todos tienen fecha de vencimiento. He escuchado a muchos diputados hacer referencia a lo que ha pasado en el fútbol argentino.Para nosotros esto merece dos reflexiones. En primer lugar, se puede terminar con las posiciones dominantes y los monopolios, y en segundo lugar, este va a ser un día de fiesta para todos aquellos argentinos que para ver un partido de fútbol, que es un espectáculo deportivo, tenían que “amucharse” en un bar.Para nosotros, que la democracia llegue al fútbol y a cada uno de los hogares es un hecho trascendente.Para terminar, cuando discutamos la ley de radiodifusión espero que todos los señores diputados tengamos la misma dignidad que los presidentes de los clubes argentinos que le dijeron “no” al monopolio.
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